Una indicación médica de suspender el uso de todo condimento en el cuidado de afecciones como gastritis o colon irritable es el tema que nos convoca hoy.
¿Todos los condimentos prohibidos? sal, vinagre, salsas y muchos más (ver columna junio) además de las hierbas y especias. Asumiré la defensa de las últimas en lo siguiente.
Hipócrates dijo “que la comida sea tu medicina y la medicina tu comida”y también destacó el uso de hierbas y especias al conservar y mejorar la digestión de los alimentos además de sus amplios efectos medicinales.
La historia cuenta del uso de especies en todas las épocas y casi todas las culturas. En el siglo VI, los monasterios tenían jardines de hierbas que abastecían a peregrinos y hospitales y aún perduran estos conocimientos en occidente. La farmacopea de hoy toma los principios activos de estas plantas, los extracta, concentra y lo convierte en medicamentos.
Desde Oriente sumamos publicaciones en India y China. Li Shi Chen (1550) en 52 volúmenes desarrolla el uso medicinal de las hierbas y especias, planteamientos que continúan conviviendo en armonía con la medicina china contemporánea.
No he conocido ninguna publicación científica que desarrolle una afirmación tan drástica como suspender el uso de hierbas y especias de nuestra alimentación en caso de patologías del sistema digestivo. Lo que sí he visto es el efecto irritante de algunas, concentradas en la familia de los ajies (incluye pimentones) y las pimientas. Otras dolencias específicas no admiten consumo de cebollas y ajos. En estos casos se hace imperativo suspender el uso de esas especias.
También se presentan casos puntuales de alergias (por ejemplo al estragón) y otras más que en total, considerando las anteriores, no suman 5% de las especias disponibles en el mercado local.
¿Qué pasa hoy? Vale la pena leer “Especias (Condimentos Vegetales)” del Dr. Herman Scmidt-Hebbel, escrito en Chile (1980) que nos abre una ventana a la maravillosa complejidad y amplitud de uso de nuestras humildes especias culinarias.
Werner Schuphan indica en su libro “Nutricional Values of Crops and Plants” (1965), la importancia de los aceites esenciales y otros principios contenidos en las hierbas y especias para la alimentación moderna, “activan las glándulas digestivas sin las cuales los alimentos no pueden ser digeridos adecuadamente”.
Los efectos beneficiosos de los aceites esenciales son transversales en nuestro metabolismo para mejorar la circulación, producción de mucosidades y bilis, calmar inflamaciones etc. Otros compuestos tienen propiedades desinfectantes como el orégano o antioxidantes como la cúrcuma. No olvidar el mucílago con su efecto lubricante para el intestino y como si no bastara, se suman los principios amargos cuyo uso favorece el funcionamiento del hígado y el bazo. Evidencia científica mas reciente muestra el efecto cicatrizante y del manejo del dolor de la capsaicina, presente en ajíes.
Queda mucho por decir; admito que las dosis usadas como medicina exceden en mucho a las utilizadas como condimento y nada conozco de prescripciones.
Solo necesito recalcar que al quitarlas indiscriminadamente de la comida dejamos de recibir sus beneficios y de paso eliminamos instrumentos claves de la cocina saludable para mejorar la palatabilidad del alimento al que se le ha sacado grasa, sal y azúcar.
Apreciaría que el criterio de “no a los condimentos” fuera acotado en su indicación a las especias individuales según cada enfermedad. Ejemplos: para al colon irritable (sindrome de intestino irritado), la prescripción sería la suspensión del consumo de pimientas, ajíes y ajos. Eliminación de la menta en el reflujo gastroesofágico (reduce la tonicidad del esfínter muscular, aumentando la sintomatología).
Finalmente quisiera promover la utilización de las especias respetando las restricciones médicas que limitan usos de alguna(s) específica(s). Hay muchas alternativas para sustituirlas y seguir gozando de la riqueza de su aporte al placer de comer.